Por suerte era domingo, había tiempo para reunirse y, en conjunto, decidir qué hacer.
La nota era clara, venía firmada por la mara “Salvatrucha”, tenían que pagar doscientos quetzales por casa o atenerse a las consecuencias.
Después de dos horas de quejarse de la inseguridad, y de maldecir al gobierno, acordaron que no se dejarían extorsionar. Decidieron contratar una empresa de seguridad, que pondría cámaras de vigilancia y varios policías; también iban a construir, en la entrada de la colonia, una garita de control.
Más tranquilos, fueron regresando a sus casas, a tomar el desayuno, sabiendo que por solo trescientos quetzales al mes, que pagarían a la empresa de seguridad, no tendrían que volver a preocuparse por los extorsionadores.
Fernando Ramos
1 comentarios:
Y las notas se las había enviado la agencia de seguridad.
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